En su libro "Memorias de un librero", [1] Héctor Yánover
(1929-2003) dice de los libreros: "La mercancía que vende se ha metido tanto en su vida que le es difícil separarlas. Crecido entre libros, respiro polvo de libros, veo libros en todos los horizontes; tanto que a veces me oigo decir: tal objeto está en el colofón, para indicar la parte trasera de mi casa, o confundo el 'living' con el prólogo. La librería no está donde está, sino dentro de mí".
No sé si a Néstor Arias le sucede lo mismo, pero se lo puede imaginar...
RICARDO DEBELJUH.- Y recibimos en la fecha a nuestro
invitado el señor Néstor Arias, librero, propietario de un rincón tradicional y
obligado para los amantes de los libros en Quilmes, “El Monje”.
NÉSTOR ARIAS.- Muchas gracias por la invitación,
pero ustedes ¿están convencidos que del otro lado hay alguien que quiera
escucharme?
CRISTINA OLLER.- Por supuesto, damos fe. Por tus
méritos que puede ser que alguien no los conozca y es la oportunidad. ¿Qué
estamos haciendo por estos días?
N.A.- En la librería iniciamos un contacto de autores nacionales con el público quilmeño.
El 24 de mayo fue el último con Antonio Dal Masseto y tenemos programado
en julio a David Viñas.
R.D.- ¿Cómo ves al argentino hoy con respecto a cultura y a la literatura?
N.A.- La
feria puede ser un termómetro que indica el interés por la
lectura. El año pasado hubo mucha concurrencia, pero no las ventas esperadas. Este año se cumplieron las expectativas de los expositores. Ahora, en cuanto a mí librería, en una ciudad pobre como Quilmes, noté un incremento en las ventas. El libro siempre está en las expectativas de la gente, pero no es una prioridad para todos. Hay otras como la alimentación, la salud. Esta geografía que habitamos tiene dificultades en esos rubros y en muchos otros básicos. El libro se puede postergar Pero noté un incremento superior al año pasado. Y sobre todo en estos días como que crece una confianza en el futuro.
lectura. El año pasado hubo mucha concurrencia, pero no las ventas esperadas. Este año se cumplieron las expectativas de los expositores. Ahora, en cuanto a mí librería, en una ciudad pobre como Quilmes, noté un incremento en las ventas. El libro siempre está en las expectativas de la gente, pero no es una prioridad para todos. Hay otras como la alimentación, la salud. Esta geografía que habitamos tiene dificultades en esos rubros y en muchos otros básicos. El libro se puede postergar Pero noté un incremento superior al año pasado. Y sobre todo en estos días como que crece una confianza en el futuro.
R.D.- Se suele decir que en época de crisis se nota
un incremento en los juegos de azar, pero también se nota un crecimiento en la
cosa artística y cultural. Aún en esta ciudad empobrecida que tenemos.
N.A.- Camino a la librería paso todos los días por
un local con máquinas de jueguitos electrónicos y voy a la biblioteca, pero veo
más jóvenes enfrascados frente a esos juegos que en la biblioteca. Y me hago
esta pregunta: ¿Qué país puede surgir de esta actividad de jugar con estas
máquinas? El escritor Dal Masseto decía que aprendió el español en la biblioteca
popular del pueblo, Salto. Eso marcaba una intencionalidad del país, de
integrar a la gente de otro modo. Hoy hay más gimnasios, solariums y
casa de máquinas electrónicas que bibliotecas populares. La respuesta está a la
vista.
R.D.- Coincido. Pero por otro lado hay muchos
intentos de revertir eso en actividades, grupos, centros culturales de todo
tipo.
C.O.- Hablanos de la frase que acuñaste: “Leer es
mejor”
N.A.- Con la gente de la librería estábamos buscando
una frase para colocar en un señalador. Y dimos con una que decía “Leer es
bueno, leer libros es mejor”, entonces sintetizamos en “Leer es mejor”.
R.D.- Vos que estás tan emparentado con la
literatura y los libros ¿Por qué no escribir y darlo a conocer?
N.A.- Escribir escribo. Darlo a conocer es otro
proceso. Borges decía: “Escribir se escribe siempre”. Un escritor
escribe siempre, ahora no sé si es escritor quién tiene obra publicada o quien
escribe todos los días. Soy un escritor dominical. Me preocupan lugares de
Quilmes, ciertos hábitos, ciertas geografías y cierta gente que ya no está. En
algún momento lo registraré, porque cuando no esté nadie se acordará de esa
gente. En “De senectute” un libro de un filósofo italiano contaba que había nacido a principios de
siglo en un pueblo al norte de Italia donde vivía con sus padres, abuelos, un
par de hermanos mayores y después de él nació una nena que murió al año. Luego
murieron sus abuelos, sus padres, sus hermanos. Pero él siempre recordaba a esa
nena porque estaba convencido que cuando él muriera nadie la recordaría. Creo
que me pasa lo mismo. Desde adolescente, registré lugares, bares, modas y hoy
me preocupo en darles la mejor forma posible y la más verosímil que pueda.
Ahora, la publicación es otra cosa.
R.D.- ¿Se puede escribir un libro sin ser escritor?
N.A.- El primer libro lo escribe la gente que no es
escritor. A partir de allí nace el escritor. Creo que sí.
C.O.- También tenés una faceta de editor.
N.A.- Todo empieza con el libro de Juan Carlos
Lombán “Nueva Historia de Quilmes”. Un día me invita a una casa quinta
que tenía
entre Varela y Berazategui y salimos a dar una caminata y me dice: “Estos
ombúes los hizo plantar Sarmiento. Mirá las dimensiones que tienen. Estos otros
árboles los trajo Pueyrredón...” Entonces le pregunté dónde estaba
registrado eso. Y él me respondió que eran cosas que él recordaba por memoria
oral. Entonces le propuse que lo escribiera que yo me ocupaba de la edición. Y
a los dos años presentamos el libro del cual ya se agotaron dos ediciones.
Luego dimos con don Felipe Firpo, director de la Biblioteca Estrada que tenía
apuntes de la historia de Bernal. Recuerdo que nos encontramos durante los
fogones - una actividad hermosísima que tiene Bernal – y le pedí que si le daba
orden yo se la publicaba. Luego fue Gullota. Lo de Firpo fueron anécdotas
sueltas. El libro de Lombán, dado que él es historiador, tiene metodología y lo
de Gullota es un estudio exhaustivo de sumo rigor. Son tres historias cálidas. Y
nos ha gustado mucho sentirnos editores de la historia de nuestra ciudad. Y
andamos detrás de la historia de La Ribera de Quilmes que concretaremos el año
próximo.
Dos libreros: Miguel A. Morelli de Ramos y Arias de El Monje |
C.O.- ¿Cuáles son tus vínculos con Raúl González Tuñón?
N.A.- Tuñón no sólo era un gran poeta sino un tipo
de una integridad absoluta. Muy querible. Fue el único autor argentino al que
un grupo de autores lo propuso para el premio nacional postmortem. Insólito. Espero
que no se lo den. Yo tenía un programa de
radio y lo abría, es decir, la cortina era “Juancito caminador”
cantado por Mercedes Sosa. Es algo que sigo usando cuando se hace alguna actividad
en la librería la abro con unos versos de “La calle del agujero en la media”,
que dicen: “Conoce usted paisajes pintados en los vidrios y muñecas de trapo
con alegres bonetes y soldaditos juntos marchando en la mañana y carros de verduras
con colores alegres...” Y luego saludo al público y pasamos a lo que hay
que hacer. Es una manera de traer la poesía a todo acto de la vida, que está relegada
y mal tratada.
C.O.- Y siempre hay poetas en la vidriera. Así encontré
a Boccanera a Santoro, que en otras librerías no se encuentran tan fácilmente.
N.A.- Una vez Luis Luchi un poeta argentino, obligado
al exilio, daba un recital en un bar de la calle Alsina esquina Brown. No había
poetas, no había escritores, nadie a saludarlo. A mí me extrañó mucho. Luego volvió
a España y murió en el 2000. Y hace tres o cuatro semanas en un bar de la calle
Uruguay un poeta uruguayo vino a dar un recital. Había diez personas. Podemos creer
que faltó difusión, también sospechar de los méritos del autor; sin embargo,
este poeta uruguayo tenía una intensidad notable en su poesía amorosa, como
hace muchos años que no escucho ni leo. Excelente. De modo que imagino si
realmente se quiere preservar y ayudar para que este tipo de actividades se
siga llevando adelante.
R.D.- ¿Qué poetas y escritores nacionales hay que
mencionar para que una persona comience
a desandar la poesía?
N.A.- Tuñón, ya lo nombramos. Gelman es insoslayable
viene recorriendo un camino infinito desde sus primeros libros “El juego en
que andamos”, “Gotán”, hasta las últimas obras. Después habría que rever la
poesía de otras épocas como la narrativa. “El matadero” es una de las
obras fundacionales de la literatura argentina. Con unas descripciones de la
violencia incomparables. Y toda la literatura del siglo XIX y hasta los años 40
me parece fundamental. No se debe dejar de leerla acuciados por las novedades.
Son obras que han resistido el tiempo. No sé si todo lo que se publica hoy
resistirá el tiempo.
CO. - Cuando decimos “El Matadero” decimos
Esteban Echeverría que no es únicamente un nombre de calle. Sería bueno que
nuestros pibes supieran de la persona cuyos nombres llevan las calles que
tenemos frente a la puerta de nuestras casas. Y sería bueno bajar los nombres
de algunos generales que andan usurpando por allí.
N.A. – Nosotros el 14 de febrero, le sacamos el nombre a la placita de Conesa, que lleva el nombre de un represor, coronel Ramón N. Falcón y le pusimos “Plaza de los Desaparecidos - Hugo Oscar Sánchez”, poeta desaparecido el 14 de febrero de 1978. Ahora estamos procurando las firmas necesarias para hacer el cambio por ordenanza.
N.A. – Nosotros el 14 de febrero, le sacamos el nombre a la placita de Conesa, que lleva el nombre de un represor, coronel Ramón N. Falcón y le pusimos “Plaza de los Desaparecidos - Hugo Oscar Sánchez”, poeta desaparecido el 14 de febrero de 1978. Ahora estamos procurando las firmas necesarias para hacer el cambio por ordenanza.
R.D.- ¿Y autores extranjeros...?
N.A.-
Todo Lorca, Miguel Hernández, César Vallejos, Blas de Otero. En la literatura
de lengua inglesa marcaría Hemingway, Faulkner, Scott Fitzgerald. Latinoamericanos,
Vargas Llosa, por lo menos hasta los años 80. Y el mejor consejo que puedo dar
es que visiten a los libreros de su barrio así no cargo con tantas responsabilidades.
C.O.- Más asesoramiento, Alsina 285 en persona. Para
cumplir con una consigna que acuñé “Apagá
la tele, encendé un libro”. Muchas gracias Néstor.
Entrega de premios del concurso literario "Doña Rosa": (De izq. a der.) Gustavo Castignola, Chalo Agnelli, Néstor Arias y el poeta Marcelo Marcolín (2005)
*** *** ***
Y prosigue Yánover: "Un librero es un hombre que cuando descansa lee; cuando lee, lee catálogos de libros; cuando pasea, se divierte frente a las vidrieras de otras librerías, cuando va a otra ciudad, otros país, visita libreros y editores."
Entrevista Cristina Oller y Ricardo Debeljuh
Desgrabación y compaginación Chalo Agnelli
[1] Ed Planeta, 1997.
FUENTE
Agnelli - Debeljuh. "Retratos en la Ciudad" Ed. Jarmat, 2006
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