jueves, 18 de febrero de 2016

MARTINIANO MOLINA, CHEFF, DEPORTISTA… (MAYO 2003) HOY INTENDENTE



Esta destacada pareja de ‘gente de radio’, Cristina Oller y Ricardo Debeljuh, periodistas, cultores del arte, durante los años que condujeron el programa 'RETRATOS EN LA CIUDAD', que luego devino en libro, publicado por la editorial bernaleses Jarmat, entrevistó,, entre otros cientos de personalidades quilmeñas - como las presentadas en este blog -,  al gastrónomo Martinino Molina, quien, sin pensarlo ni siquiera imaginarlo por más de12 años atrás, hoy es Intendente del Partido de Quilmes. No siempre somos los que fuimos y seguramente no seremos lo que hoy se ve de nosotros. Pero es enriquecedor tanto para el protagonista como para los lectores revivir dichos y pensamiento de personas que figuran en el acervo humano e histórico de esta comunidad sudgranbonaerense, sean cuales fueran sus ideas políticas, su vinculación partidaria, pues esto también es hacer historia, mal les venga a algunos irresolutos de sus propias frustraciones.
En esta entrevista presentamos al gastrónomo Martiniano Molina en un día de mayo de 2003; texto que se puede encontrar en el libro “Retratos en la Ciudad”, donde el compilador de este blog subsidiario de EL QUILMERO, quien de maestro devenido en periodista 'independiente' e historiador, pero sobre todo militantes de la cultura, replicó las desgrabación del reportaje y la compaginación del libro… Pero pasemos a los protagonistas: (Chalo Agnelli)
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RICARDO DEBELJUH.: En tiempo de presentaciones tenemos a un famoso que a trascendido nuestro Quilmes por medio del deporte y la televisión. Un hombre multifacético que deja siempre muy bien parada la ciudad que lo vio nacer, en los dos sentidos: a la vida y a la existencia. Martiniano Molina. A quién saludamos aquí en su casa junto a su flamante familia (Su pequeña hija Violeta deambula jugando en torno a su padre)
MARTINIANO MOLINA.- Me es muy grato ser entrevistado en Quilmes, para los quilmeños.
R.D.- Considerando tu breve, pero intensa carrera, ¿Cómo te sentís cumpliendo un rol de tal preeminencia como el de padre?
M.M – Es la responsabilidad mayor que uno asume en la vida. Con
treinta años y después de haber recorrido el mundo, con múltiples experiencias, resolví asentarme y asumir el compromiso de una familia. Tuve la ventaja de contar con una familia de origen muy afirmada donde cada uno podíamos contar con cada uno y con todos. Por eso más allá de lo profesional Violeta necesita de mi tiempo y yo necesito dárselo.
R:D.- Ubicame tus ocupaciones en una escala de las que más placer te dan a las que menos te satisfacen.
M.M.- Es difícil, porque me gusta todo lo que hago. Condicionado, a veces, por las circunstancias que uno pasa al desarrollar tal o cual actividad. Pero, sobre todo, me gusta estar en mi casa. Tranquilo con mi familia. Cocinar para ellos. Leer, escuchar música. Me gustan mucho los deportes, no sólo el handball. Hacer deportes en nuestro río de Quilmes, la Ribera. Una vez escuché una frase que me identifica: “yo no pretendo ser feliz con lo que hago sino que con lo que hago soy feliz”. Sí, disfruto de lo que me toca hacer o lo que decido hacer. Al cien por cien. Esperar las vacaciones o el fin de semana para hacer las cosas que nos hacen felices, es perder el tiempo presente.
R.D.- ¿Por qué Quilmes como lugar de residencia, considerando que tenés medios para elegir otros aparentemente más elegantes?
M.M.- Nací en Quilmes. ¿Sabés una cosa? Representando la Selección Nacional antes de cada partido, cuando se canta nuestro himno y se repite “o juremos con gloria morir” yo me decía que no tenía ningunas ganas de morir allí, en la cancha. Creo, por otra parte que esa frase representa situaciones históricas ya superadas. Del mismo modo creo que el sentimiento de patria de patriotismo
pasa por otro lugar que tan sólo decir “yo amo la Argentina”. Uno ama el lugar donde vive; las 20 ó 30 cuadras alrededor del lugar donde uno nació, donde está la propia familia, los amigos. Ese lugar para mí es Quilmes. A mí me encanta Quilmes. Es mi lugar en el mundo. Básicamente porque ese lugar está ligado a los sentimientos y a las vivencias de la infancia. Hoy no tengo ganas de irme a vivir a la Capital o a Miami, o donde sea. Por supuesto que no lo descarto porque pueden darse cuestiones laborales que lo requieran. No soy cerrado ni estructurado, de esos que se mantienen en un preconcepto a rajatabla. Las cosas se van dando. Cuando estaba jugando afuera, en Italia o en Paraguay en el restaurante del Gato, siempre me surgía la necesidad de volver. Y volver a Quilmes.
León Gieco tiene una frase que dice. “que a la suerte de nacer en un lugar cualquiera pase lo que pase lo más lindo es recordarlo y quererlo”.
R. D.- ¿Cómo llegaste a la selección?
M.M.- Soy un tipo bastante empecinado, pero hay que interpretarlo esto, porque alguien podría entender que ser empecinado es propio de una persona obsesiva, enferma, un histérico encaprichado, quiero eso y hago lo que sea para obtenerlo. No. Soy un tipo que me planteo objetivos internos, me digo: quiero esto y quiero llegar a tal cosa, con serenidad.
Yo fui al colegio Nacional de Buenos Aires. Cada año se elegía un deporte diferente. En 6° año elegí handball. Me gustó mucho. Bueno en realidad me gustaron todos los deportes, ya que jugué al básquet, al voley al rugby, deportes náuticos, de nieve, tenis, skwash y el handball especialmente.
Cuando terminé de estudiar trabajé un tiempo en la farmacia de mi vieja. La farmacia Volpepaso el chivo -. Desde hacía tres años hacía natación en el Don Bosco y un día me lo crucé con Cristian Müller , un chico que juega en el Club Alemán de Quilmes. Habíamos hecho la primaria en la E.G.B. N° 19, pero en distintas divisiones; él estaba en la división “A” y yo en la “B”, entonces me cuenta que estaba haciendo handbol en el Club Alemán. Me invita a ver un entrenamiento. Fui, me gustó la gente, hablé con el técnico Cocho López y con él empecé a transitar el handball federado. De ser un ignoto en este deporte, rápidamente hice muchos progresos por mis ventajas físicas, mi predisposición. A los tres meses Cocho me puso en primera, pero a los dos años me di cuenta que no estaba haciendo muchos progresos y me dije tengo que irme afuera.
En ese momento había venido un equipo cubano y comencé a perseguirlos, hasta los llamaba a Cuba; de puro cara dura, porque yo no existía, de puro loco que me propongo algo y hago lo posible para alcanzarlo. Y un día fui a hablar con el técnico de la Selección, Enrique Menéndez, y le pedí si me permitía entrenar con la Selección. Él no me conocía, pero me respondió afirmativamente. Me exigí mucho. Eso fue en el 95 y en el 96, en oportunidad que vino el técnico cubano, Manuel Quiala, me vio en un partido contra Ríver y me citó en marzo de ese año. Comencé a jugar. Clasificamos en EEUU para el primer mundial en el 97, la Argentina perdió la final con Cuba en Japón. Fui uno de los que más goles hicieron. Terminamos 22 a 24. Fue una experiencia incalculable. Después me llamaron de dos clubes de Italia, el Bolonia y el Trieste.
Un tío de mi vieja había hecho el árbol genealógico lo que me permitió obtener el pasaporte europeo. A los quince días me fui a Italia con un contrato espectacular: casa, coche, todas las ventajas. Todo en 3 años. Volví, en el 99 fui a Egipto. Hay mucha suerte en la vida, pero uno la tiene que acompañar, apoyar. Todas las actividades que aparecen en mi vida, si me gustan, les dedico tiempo y le doy para delante. Está bueno el deporte. La vida sana.
R.D.- Cambiando de tema ¿Influye tu estado de ánimo al elegir un plato en la cocina?
M.M.- La cocina es un estado de ánimo. Es como la música. Yo las vinculo mucho. Hay momentos, como en el programa del 13 que no hay lugar para la tristeza. Uno no siempre está bien pero la situación nos supera. Mi trabajo es enteramente creativo de modo que está muy vinculado al estado de ánimo.
R.D.- Cocina, televisión, libros, handball ¿Qué más te gustaría?
M.M- Algo que esté relacionado con la música. Y lo estoy buscando. Despacio y con disfrute. Haciendo cursos.
R.D.- ¿Qué música?
M.M.- Toda. Jazz, tango, rock. Según el estado de ánimo. Mi carpeta de compactos que llevo en el auto tiene de todo. Hace poco fui a escuchar al pianista Gimonti al Colón. Es un monstruo fue un regalo único. De la música nacional el tipo que más me llega es León Gieco, es un tipo que crea desde la coherente. Yo valoro mucho la coherencia en la vida. De mis viejos si hay algo que destacar es el equilibrio interior y la coherencia hacia fuera.  Pero en cuanto a la música, en Quilmes hay una gran movida cultural, menor que en Buenos Aires, pero es cuestión de buscarla. Hay tipos muy talentosos de los cuales aprender.
R.D.- Te felicito por todo lo que hacés, por tus proyectos, pero sobre todo por Violeta.
M.M.- Gracias, es una santa, un sol, nos llena de alegría todo el tiempo; con Eleonora estamos absolutamente agradecidos por tenerla.
R.D.- Te esperamos en “Retratos en la Ciudad”
M.M. – Sí encantado. A veces el tiempo me limita, pero siempre estoy dispuesto para la gente de Quilmes. 
Entrevista radial de Cristina Oller y Ricardo Debeljuh
Desgrabación y compaginación Chalo Agnelli 

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