viernes, 8 de agosto de 2014

JULIO LACARRA - JUNIO 2003

(CANTAUTOR)


RICARDO DEBELJUH.- Para un hombre con una carrera tan vasta, ¿Cuál es tu posición cuando digo el “músico argentino”, respecto a la maquinaria existente que maneja los destinos culturales del país? 
JULIO LACARRA.- Las cuestiones de intereses siempre condicionan las opiniones de las personas. He visto a compañeros míos de lucha cuando estábamos pasando la barrera de la dictadura a la democracia, apartarse ante una postura mía en una asamblea del sindicato de música. Gente muy combativa, pero cuando se tocaba el interés seguían grabando en las compañías multinacionales; que ahora echaron a esos artistas. Toda es una cuestión de intereses. 
Durante la dictadura la música popular y los músicos populares estábamos proscriptos. Cuando pasamos a la democracia salieron a buscarnos a todos: Litto Nebbia, Charly García, Julio Lacarra, Silvio Rodríguez, todo venía muy bien. La primavera duró muy poco, tan sólo cuatro años. Yo regresaba al país de EEUU y lo vi cambiado en dos meses. Transformó su tónica. La estrategia de ventas de las grandes compañías había variado. Todo son especulaciones. El marketing tiene ciertas connotaciones políticas. Se adaptan a todo. 
El músico de carrera, de alma, hace lo que siente le venga un contrato millonario o no tenga posibilidades de grabar. Y tratará de buscar cualquier mecanismo para llegar a la gente. Eso es lo que hacemos la mayoría desde hace 12 ó 13 años. Porque los 90 fueron terroríficos, devastaron todo el campo cultural. No quedó nada con cabeza. Se fundieron las editoriales de música. Había que sacarle contenido a todo, vaciarlo todo con el discurso de un único pensamiento, nos adormecieron. 
Compañeros me decían que debíamos lanzarnos al progreso, al primer mundo, al mundo globalizado... yo nunca me la creí. Y es más, a los tres o cuatro meses del auge neoliberal le dije a más de uno, esto durará no más de cuatro años, después nos vemos. Y no porque tenga la brújula de la historia, sino porque son ciclos que se repiten. Yo lo había vivido, porque tengo 56 años. Viví el golpe del 55. Estas idas y vueltas están siempre detrás de un proyecto: el vaciamiento de la Argentina, que es el objetivo final. Ahora llegamos, ya estamos vacíos y nos damos cuenta.
Y el músico, los creadores, que suelen ver debajo del agua, se mantienen en una posición crítica; entonces, no se los convoca para debates que orienten el consumo. Por eso durante los 90 no grabé. Mi discurso estaba perimido y enterrado. Pero soy tozudo y sigo recorriendo el país cantándole a la gente porque sé que tengo eco. Y no tengo casa en un country, ni una cuatro por cuatro en la puerta, pero puedo caminar por la calle sin guardaespaldas y la gente me saluda no me señala. Y eso es un capital, por cierto. Porque saben que mi obra no se tiñó nunca ni fui un cantor panfletario. Siempre mantuve el criterio de decir lo que siento con objetividad. 
CRISTINA OLLER.- Tu repertorio es muy rico, cantás a muchos poetas tenés muchos temas y composiciones propias. 
R.D.- ¿Cuáles fueron tus poetas referentes? 
J.L.- La generación del 40, argentinos, me los devoré: Portogallo, Dávalos, Castilla, Tejada Gómez y los españoles como Lorca, León Felipe, el Pablo Neruda inmenso de Latinoamérica; y el hoy más grande poeta vivo de toda América Hispana Juan Gelman. Sin embargo, tiene muy poco que ver Gelman con Neruda o con Guillén o con Vinicius de Moraes, pero de todos me nutrí. América tiene los músicos más extraordinarios del nuevo siglo. Villalobos, Espinoza, Piazzola, son tocados en todos los grandes escenarios del mundo como música clásica. 

C.O.- Julio canta bagualas, blues, tangos, rocks, tiene tanto ritmo y todo lo hace excelente. 
J.L.- ¡Va un blues! 
Estoy naciendo,
siempre busqué salir,
ser más libre, andar repartido por ahí.
Aire por el aire para que imaginen
dónde está la cueva de mi viejo Quilmes.
Soñando vivo buscando en este inmenso corazón.
Se te parte el alma, pero aún sonríes.
Siempre vas cosiendo viejas cicatrices.
Aire por el aire para que imaginen
dónde esta la cueva de mi viejo Quilmes.
Soñando vivo buscando en este inmenso corazón.
Al sur del sur se me va el amor.
Al sur del sur sólo por vivir.
Al sur del sur estoy naciendo.
Al sur del sur van Fierro y Cruz.
Al sur del sur gente de luz.
Al sur del sur hurgando el cielo.
... ... ...
Se te parte el alma pero aún sonríes.
Siempre vas cosiendo viejas cicatrices.
Aire por el aire para que imaginen
dónde está la cueva de los imposibles.
Soñando vivo buscando en este inmenso corazón.
Al sur del sur van Fierro y Cruz.
Al sur del sur gente de luz.
Al sur del sur estoy naciendo.
Al sur del sur van Fierro y Cruz.
Al sur del sur gente de luz.
Al sur del sur hurgando el cielo.
... ... ... 
J.L. Es un blues que hice para Quilmes, “Los imposibles”. Un día
iba a cantar a un boliche a Villa Gesell y leo una noticia que Charly García, que había estado internado en una granja que trata a los adictos, se había ido. Y se me ocurrió esto.
Hubo una época en que hice un espectáculo que se llamó “El Baguala Tango Blues”, remedando a un programa radial que se llamaba el “Glostora Tango Club”. Cantaba bagualas, tangos, blues y folklore por supuesto, que es lo mío.
Me gusta toda la música que está muy metida con el ser humano. Me gusta Stanley Jordan, West Mongomery, George Benson, Peter Gabriel, Sting, los Rolling y la música negra que es la que tiene mayor incidencia en todo el planeta: Eda Fitzgerald, Sarah Vaugan. Y también la lírica de Chico Buarque, Elis Regina. De acá: el Polaco, Piazzola, Salgán, De Elio, bajistas como Malosetti, pianistas como Waldo de los Ríos. En el chamamé los hermanos Cardozo que cantan sin orfebrerías y el Chango Spasiuk que tiene un talento enorme, Raulito Barbosa, el Chango Farías Gómez. En Mendoza las tonadas de los Cantares de la Cañadita que cantan a dúo desde los seis años. Sí, me gustan las cosas simples que nacieron simples y si les agregás algo las arruinás, esas. 
Hay folkloristas que llenan estadios y no son más que copias de los conjuntos de los años 60. Hasta el marketing que se emplea es similar. Las baladitas románticas. A pesar de que son buenos músicos y tienen buenas voces. Eligieron ese camino. Para mí, al cancionero popular no le aportan nada. (Se pasa el tema de Julio Lacarra “Para los que se quedan”) 
R.D.- ¿Cuáles son tus proyectos? 
J.L.- Bueno, el viernes pasado estuve en La Usina, Saavedra 132,  con un espectáculo para la gente de prensa. El sábado voy con mi hermana, Chany Suárez, a tocar a “La Peña del Colorado”, en Güemes al 3600, Palermo. Los pibes hacen locro y empanadas. El 9 de Julio voy acá, a “Huella”, una parrilla de Pepe Campolongo. En agosto vuelvo al sur y a mediados regreso a México, donde no voy desde el 89. Recibí invitaciones de Guatemala y Nicaragua. Países que me interesan mucho por la connivencia de etnias y de lenguas que hay. Son países muy caros para la historia de América Central. Luego voy a Costa Rica y El Salvador. El disco “Somos ríos” se va a editar para toda Latinoamérica. Este año me hubiera gustado volver a España, pero no dan los tiempos para armar un espectáculo bueno. El año pasado estuve un mes con 12 actuaciones. Quizá vuelva el año próximo para marzo o abril. 
R.D.- Tu afán es llegar a la gente, a la mayor cantidad de gente posible. 
J.L.-  Sí. Cuando uno no puede modificar solo las cosas ni con otro
ni con diez ni con cien, llega el momento de la aceptación, pero diagramando una estrategia de cómo llegar a la gente. Nosotros, los músicos, nos hemos vuelto a reconocer después de una etapas de aislamiento en que se busca la salida solo, algo que nunca sirvió. Recientemente estuve en Chos Malal y me preguntaron a quién podrían llevar, les sugerí a Raúl Carnota, cuando volví lo llamé y fue.
Establecimos una especie de red solidaria. Es la nueva estrategia de los argentinos que hacen música. Si no se puede grabar para la BMG o la Sony de Los Ángeles ¿Cómo llego a México? Me voy allí y grabo en una compañía y hago el camino alternativo como el que hice en Argentina. El negocio del disco está en franco retroceso por la piratería y la internet. El disco es un mero vehículo para acercarse al público, un producto de promoción. Por eso cuando saca un disco una empresa importante tienen de socio a un canal de televisión, a una compañía aérea, a una gaseosa... entonces el artista se lleva el 10%. Todos se han asociados porque es la única forma de sostener el negocio. Los sellos grandes reeditan colecciones de los mitos de la música. Porque siempre hay pibes curiosos que quieren saber qué pasaba antes, o nostálgicos. La industria cultural representa mayor ingreso de divisas que la industria automotriz. Entre libros, discos, obras de arte, qué sé yo... 
C.O.- Y ahora de Alicia Krest y Julio Lacarra, por Julio, “Colgado de un balcón” .... .... .... 
C.O.- ¿Y qué viene? 
J.L.- El 16 viajo para México. El 17; 18 y 19 tengo prensa. El 20 se presenta el disco en la ciudad de México. Hoy casualmente me enviaron las muestras de la gráfica, hecha en cartón ilustrado. El 21 hago la primera actuación en Querétaro, una ciudad que está al norte del Distrito Federal.
Luego sigo con dos actuaciones en Hidalgo y Saltillo. Es probable que se agregue otra. Pero lo cierto es que son quince días a disposición del sello grabador Pentagrama en México.
Luego voy a Salvador, Guatemala y a Nicaragua. Saltamos a Colombia donde haría la Universidad de Medellín, un restaurante en Cartagena y un lugar nocturno en Bogotá. Serán 45 días fuera, pero será potenciadora esta gira. Esto me abre un acercamiento más estrecho con toda esa área. 
C.O.- ¿Qué temas incluye ese disco? 
J.L.- Es una réplica de “Somos ríos”, con otra gráfica, otro envoltorio. No tiene el cuadernillo. Es un tríptico que se abre, el disco está en el medio. No tiene las letras. Se rescatan las fotos con los invitados, León Gieco y Raimundo Falkner.
La despedida será el martes 12 de agosto en el auditorio del Bingo de Quilmes, con entrada libre. Y cuando vuelva  tengo arreglos para ir a Neuquen y Córdoba, luego en la “Peña del Colorado”. 
C.O.- O sea que es un buen momento para alguien que cada día canta mejor... 
J.L.- La veteranía es la mejor edad porque la voz se asienta. En los cincuenta la voz adquiere color. Además, uno es más pícaro. Entiende mucho más. Uno se cree que a los 18 años ó a los 30 uno sabe más, pero a los cincuenta sabés más y creo que a los 70 seré un sabio (risas) Uno a medida que vive se le aparecen los límites y uno va aceptando los límites y se va acostumbrando a ellos y si es piola va redondeando lo que es. 
C.O. Ya te vamos saludando porque el 10 de julio cumplís años. ¿Qué te parece si nos vamos con un cachitito de “Los amigos del alma”? 
J.L.- Gracias, gracias. Como no... 
(Termina el programa con la voz de Julio Lacarra cantando dicho tema)
Homenaje bien merecido para un quilmeño y quilmero
********.
Cristina Oller es una riguroso locutora y presentadora egresada del ISER en 1986. Melómana irrecuperable conduce los viernes a partir de las 21 hs. "Silbando bajito" un programa radial en la FM 106.5, Radio Quilmes: www.radioquilmesfm.com.ar
Ricardo Delebjuh, músico. Rockero incondicional, es director de la web "SuperArte" www.super-arte.com.ar/
 





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