RICARDO
DEBELJUH.- Contanos cómo fueron tus comienzos?
JUAN BAUK.- Desde muy
chico, pasaba las horas pintando, tallando madera. Cuando ingresé al
secundario, comencé a dibujar láminas pedagógicas. Empezaron a darme libros
para hacer ilustraciones. Mis primeros murales los hice a los 17 años. Encontré
la veta comercial haciendo un trabajo en una cervecería que
quedaba en Yrigoyen, entre Alem y Rivadavia, en Quilmes, que se llamó Turoc. Eran unos frisos, unas réplicas en alto relieve. Ahí comenzó mi carrera de muralista. Después me dediqué a la escenografía, trabajando con Alfredo Favale en el Teatro Nacional Cervantes. También con escenógrafos del Liceo, independientes. Tuve que empezar a pintar telones con una pintura muy efectista, realista, lo que me permitió hacer oficio en gran tamaño.
En 1993, me convocan para participar en el Primer Certamen Regional de Murales, que organizó la Municipalidad de Quilmes, teniendo el orgullo de obtener el primer premio del mismo. Eso fue una marca muy fuerte en mi carrera. Pinté el puente “14 de
Agosto” que está sobre las vías del ferrocarril y los muros bajo el Acceso Sudeste en la avenida Otamendi. Fueron 700 m2 en 18 días, improvisando, con dibujo directo, en una pared con relieve porque era ladrillo con la junta tomada. Con ese trabajo gané el certamen, y me dio satisfacciones, aunque en el momento, tal vez, no lo valoré del todo. Pero, en definitiva fue el que me colocó en la carrera muralista. Luego, me convoca la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Quilmes a integrar el equipo muralista.
Simultáneamente me convoca la Secretaría de Cultura de Berazategui, a formar un equipo muralista. A partir de ese momento me dediqué con exclusividad a esto. Y ya hemos desarrollado con mis alumnos, en Berazategui, unos cuarenta murales.
quedaba en Yrigoyen, entre Alem y Rivadavia, en Quilmes, que se llamó Turoc. Eran unos frisos, unas réplicas en alto relieve. Ahí comenzó mi carrera de muralista. Después me dediqué a la escenografía, trabajando con Alfredo Favale en el Teatro Nacional Cervantes. También con escenógrafos del Liceo, independientes. Tuve que empezar a pintar telones con una pintura muy efectista, realista, lo que me permitió hacer oficio en gran tamaño.
En 1993, me convocan para participar en el Primer Certamen Regional de Murales, que organizó la Municipalidad de Quilmes, teniendo el orgullo de obtener el primer premio del mismo. Eso fue una marca muy fuerte en mi carrera. Pinté el puente “14 de
Agosto” que está sobre las vías del ferrocarril y los muros bajo el Acceso Sudeste en la avenida Otamendi. Fueron 700 m2 en 18 días, improvisando, con dibujo directo, en una pared con relieve porque era ladrillo con la junta tomada. Con ese trabajo gané el certamen, y me dio satisfacciones, aunque en el momento, tal vez, no lo valoré del todo. Pero, en definitiva fue el que me colocó en la carrera muralista. Luego, me convoca la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Quilmes a integrar el equipo muralista.
Simultáneamente me convoca la Secretaría de Cultura de Berazategui, a formar un equipo muralista. A partir de ese momento me dediqué con exclusividad a esto. Y ya hemos desarrollado con mis alumnos, en Berazategui, unos cuarenta murales.
R. D.- Hablaste de alumnos
¿Qué trabajo desarrollas a nivel enseñanza y de organización?
J. B.- Doy las jornadas de muralismo en la Escuela Carlos Morel, charlas como en la Universidad de San Martín y conferencia invitado por el Ministerio de Bienestar Social en Jujuy, para un encuentro nacional e internacional. A partir del 2004, llevo los cursos de Muralismo a la UNQUI. También participo en la Jornadas Mundiales de Muralismo y Arte Público. Digamos que estoy comprometido con esta actividad, incluso he dejado de pintar en caballete.
J. B.- Doy las jornadas de muralismo en la Escuela Carlos Morel, charlas como en la Universidad de San Martín y conferencia invitado por el Ministerio de Bienestar Social en Jujuy, para un encuentro nacional e internacional. A partir del 2004, llevo los cursos de Muralismo a la UNQUI. También participo en la Jornadas Mundiales de Muralismo y Arte Público. Digamos que estoy comprometido con esta actividad, incluso he dejado de pintar en caballete.
R. D.- ¿Cuáles son los
referentes, en cuanto a forma y estética, a la hora de pintar?
J. B.- Por la calidad, tengo como referente al muralismo mexicano. En la Argentina tengo uno en particular, al que le hice un homenaje por ser de la zona, es César Bustillo, de Hudson, con quien se cometió una injusticia. Son los murales del Hotel Provincial de Mar del Plata, frescos valiosos realmente, los que hace.
Yo pinté en homenaje a Bustillo, un gran mural en Berazategui. Su visión y su temática eran netamente argentinas. Pinta escenas del hombre de campo, del indio en relación con los animales salvajes; y
eso siempre fue menospreciado por “la inteligencia nacional”
R. D.-. Supongo que esa debe ser la razón por la cual no se lo menciona. ¿Te resulta más sencillo, expresarte desde la tristeza o desde la alegría?
J. B.- En realidad soy bastante estable. Bajones anímicos no tengo, por supuesto que las cosas me afectan como a todo el mundo. Pero, no tengo esa veta melancólica.
J. B.- Por la calidad, tengo como referente al muralismo mexicano. En la Argentina tengo uno en particular, al que le hice un homenaje por ser de la zona, es César Bustillo, de Hudson, con quien se cometió una injusticia. Son los murales del Hotel Provincial de Mar del Plata, frescos valiosos realmente, los que hace.
Yo pinté en homenaje a Bustillo, un gran mural en Berazategui. Su visión y su temática eran netamente argentinas. Pinta escenas del hombre de campo, del indio en relación con los animales salvajes; y
eso siempre fue menospreciado por “la inteligencia nacional”
R. D.-. Supongo que esa debe ser la razón por la cual no se lo menciona. ¿Te resulta más sencillo, expresarte desde la tristeza o desde la alegría?
J. B.- En realidad soy bastante estable. Bajones anímicos no tengo, por supuesto que las cosas me afectan como a todo el mundo. Pero, no tengo esa veta melancólica.
R.
D.- ¿Ni siquiera cuando el tema a pintar es sobre tango?J.
B.-No, aunque hay que reconocer que el tango tiene eso, pero mientras lo hago escucho el tango de Oscar Pometti, que le da un toque optimista, me parece. El tango es parte de nuestra cultura y lo
aceptamos como es; y si bien no me reflejo en esos climas que describe, está asociado a recuerdos felices, porque lo escuchaban mis padres en mi infancia. Respecto al tema tango, tengo proyectado un mural que tiene 2.30 por 3.30 metros que estoy desarrollando, junto a otros 15 proyectos. Se llama “Milonga en el cielo”, donde están todos los personajes flotando. Para captar el clima del tango, lo nocturno y lo melancólico, me vi restringido por el color y por las posturas del baile. Trato de plasmar ese clima mental, que sugiere y que permite a la gente identificarse. Entiendo el muralismo como comunicación social. Es necesario que la gente comprenda, porque la devolución es infinitamente más rica. Porque creo que cuando la gente no entiende lo que presento en un trabajo de este tipo, no es que la gente sea tonta. Creo que soy yo quien no sabe o no quiere expresar.
R. D.- ¿Se puede llegar a pintar mural, sin pasar antes por el cuadro tradicional?
J. B.- No, es imposible. Si no se puede componer dentro del espacio de una hoja de papel, que es controlable, menos en el mural que excede todas tus posibilidades físicas. Si se tiene un muro de 10 m por 6 m, y se está a una distancia máxima de 40 cm, se ve solamente lo que el cono óptico permite, y a esa distancia es de 60 cm de diámetro. O sea, no se ve el conjunto. El oficio permite pintar allí sabiendo como se ve de 10 metros para atrás.
R. D.- ¿Cómo comenzás a producir una obra?
J. B.- Luego de elegir el tema, desarrollo un proceso creativo. Porque un mural para que tenga una narrativa compleja, llena de símbolos, que sugiera las cosas que se pretenden expresar, no se puede improvisar. Entonces, utilizo un método que me permite ir armando la narrativa como sistema de imágenes. Lo demás es representar esas imágenes en un lenguaje plástico. Elegido el tema fijo en qué tiempo, en qué lugar, con quiénes, dónde, qué hacen. Sigo un proceso inductivo deductivo en donde una cosa me lleva a la otra. Luego se van encontrando aditamentos que enriquecen.
B.-No, aunque hay que reconocer que el tango tiene eso, pero mientras lo hago escucho el tango de Oscar Pometti, que le da un toque optimista, me parece. El tango es parte de nuestra cultura y lo
aceptamos como es; y si bien no me reflejo en esos climas que describe, está asociado a recuerdos felices, porque lo escuchaban mis padres en mi infancia. Respecto al tema tango, tengo proyectado un mural que tiene 2.30 por 3.30 metros que estoy desarrollando, junto a otros 15 proyectos. Se llama “Milonga en el cielo”, donde están todos los personajes flotando. Para captar el clima del tango, lo nocturno y lo melancólico, me vi restringido por el color y por las posturas del baile. Trato de plasmar ese clima mental, que sugiere y que permite a la gente identificarse. Entiendo el muralismo como comunicación social. Es necesario que la gente comprenda, porque la devolución es infinitamente más rica. Porque creo que cuando la gente no entiende lo que presento en un trabajo de este tipo, no es que la gente sea tonta. Creo que soy yo quien no sabe o no quiere expresar.
R. D.- ¿Se puede llegar a pintar mural, sin pasar antes por el cuadro tradicional?
J. B.- No, es imposible. Si no se puede componer dentro del espacio de una hoja de papel, que es controlable, menos en el mural que excede todas tus posibilidades físicas. Si se tiene un muro de 10 m por 6 m, y se está a una distancia máxima de 40 cm, se ve solamente lo que el cono óptico permite, y a esa distancia es de 60 cm de diámetro. O sea, no se ve el conjunto. El oficio permite pintar allí sabiendo como se ve de 10 metros para atrás.
R. D.- ¿Cómo comenzás a producir una obra?
J. B.- Luego de elegir el tema, desarrollo un proceso creativo. Porque un mural para que tenga una narrativa compleja, llena de símbolos, que sugiera las cosas que se pretenden expresar, no se puede improvisar. Entonces, utilizo un método que me permite ir armando la narrativa como sistema de imágenes. Lo demás es representar esas imágenes en un lenguaje plástico. Elegido el tema fijo en qué tiempo, en qué lugar, con quiénes, dónde, qué hacen. Sigo un proceso inductivo deductivo en donde una cosa me lleva a la otra. Luego se van encontrando aditamentos que enriquecen.
R. D.- ¿Tenés una
temática recurrente, y colores preferidos?
J. B.- No una temática, pero sí, puntos de vista recurrentes: lo social, qué pasa con nuestra identidad y nuestras cosas. En cuanto a los colores tengo mis preferidos, son los primarios, de valores altos, muy contrastados, disonantes, fuertes. Pero la mayor parte de mi vida he tenido que pintar en lo escenográfico, con medios tonos.
J. B.- No una temática, pero sí, puntos de vista recurrentes: lo social, qué pasa con nuestra identidad y nuestras cosas. En cuanto a los colores tengo mis preferidos, son los primarios, de valores altos, muy contrastados, disonantes, fuertes. Pero la mayor parte de mi vida he tenido que pintar en lo escenográfico, con medios tonos.
Pero tengo esa
predilección por los colores fuertes. Que, además, son los colores de la gente,
vívidos, con pocas medias tintas. Espero hacer mi contribución en el muralismo
con algo popular, no algo para entendidos. Aspiro y me satisface, gustarle a la
gente común. La mayor gratificación que he encontrado en esto, es la respuesta
de la gente. Uno va siendo popular entre la gente de los barrios. En
Berazategui, por ejemplo, los vecinos
envían cartas a la Secretaría de Cultura, donando sus paredes para hacer un
mural. Realmente se da un fenómeno muy lindo, desde lo público y de la
comunidad.
Desgrabación y compaginación Chalo Agnelli
Ver en EL QUILMERO del lunes, 29 de noviembre de 2010, JUAN BAUK - DE MURALES Y OTRAS ARTES - LOS MURALES DE LA AVENIDA OTAMENDI
http://elquilmero.blogspot.com.ar/2010/11/juan-bauk-de-murales-y-otras-artes.html
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